Al Rincón de la poesia

M ientras pasan los días
A veces pienso
R enacer entre versos
Í mplicados por el aire
A veces

J unto las palabras
O rdenando constelaciones
S entires difusos
É spontáneos

C omo si fueran una marcha de duendes
A costumbrados a cantar
M ientras el mundo llora por el silencio
I nesperadamente
N avego en un barco hacia las aguas
A somándome a islas
N utridas de aves gigantes y hermosas
T an alegres y simpáticas
E ntretenidas y jocosas, que

D ivago en resquicios lógicos
E numero los ritmos y escucho

L os acordes de lejanos y ocultos sentimientos
A todas luces no se si voy a la locura.

V iendo esta prolongada fiesta de las ciento cuatro semanas
I rrumpir a diario, verso tras verso
D elirantes y jocosos, a veces, cargados de nostalgia
A gradezco a la anfitriona de todos los días.

Y no puedo menos que decirlo, o escribirlo

E n algún poema, porque es bueno dar las gracias.
L a voz de la Casa, la voz amiga, ésa es tu voz.

A mas tu Casa
M usitas noche a noche todos estos versos
O rganizas tu paisaje para prodigarte
R espiras fantasia y transmites tus visiones.

G rande el número de tus amigos e invtados. Hasta un burro puede
R ebuznar alzando de gozo sus orejas
A manece, y puedes divisar en la playa
C omo los botes se acercan a los muelles
I nhalar de esa brisa marina
A sombrarse ante el vuelo calmo de las gaviotas
S usurrar con el mismo viento que mueve los barcos.

P ienso y escribo, simplemente escribo
O rganizo vivencias
R ío, sueño, pienso, escribo y festejo.

D etrás de cada verso y poema hay vida
A sombrosa y desbordante, jubilosa y palpitante
R egistrar esos movimientos es función de los poetas
N avegar por la palabra descubriendo mundos
O rientar el alma a las luces de la paz
S intonizar la frecuencia del Espíritu

E s una bella forma de entender la vida
L o demás vendrá por añadidura.

R enacer cada mañana en un poema
I nquietarse por la suerte del otro. Contemplar la
N ieve de las altas cordilleras
C aminar en las arenas de la fantasía
Ó rganizar esas frases que construyen
N unca, nunca renunciar a la visión.

Poema de Enrique Dintrans Alarcón